20/11/11

Esperando bajo la lluvia

Pasó mucho tiempo desde que las luces del comercio se apagaron y la última persona en salir echó llave a la puerta y yo seguía parada en la vereda mientras la lluvia caía sin parar. Ninguna de esas personas, la última en salir y las anteriores, me dijeron nada, nadie expresó su preocupación por la larga cabellera castaña que acababa de arreglar en la peluquería verse desarreglada por efecto de las frías gotas del cielo, ni mucho menos por el traje azul marino que chorreaba tanto como el raudal de agua que caía de las canaletas.

Estaba allí parada esperándote. Horas atrás te había visto partir, acompañado de una maraña roja a tu lado; la vi subir al Polo azul y desaparecieron detrás de la cortina de lluvia; y yo no hice mas que esperar. Sabia que vendrías por mi; es lo que habíamos acordado, y esperaba que cumplieses con tu promesa; pero nadie habló de lo que ocurre en los momentos "intermedios" hasta el cumplimiento de esa promesa. 

Y allí estuve, no sé cuanto tiempo, no sé cuantas lágrimas se mezclaron con el agua dulce del cielo; no sé cuantas palabras hirientes ensayaba en mi mente para soltarlas a la menor provocación, hasta que te vi regresar; esta vez solo y con el limpiaparabrisas tratando de maximizar su vista a través del vidrio. Me viste enseguida - claro que ibas a hacerlo, era la única persona parada en la vereda en medio de esa tormenta - y al acercarte oí el click de la puerta. 

Sin importarme mojar el tapizado y mucho menos el alfombrado entré en el vehículo y a pesar de todo lo que tenia que decir, me quedé callada. Mi rostro se cubrió de lágrimas y lamentaba que mi hermoso peinado estuviera deshecho. Era un elemento de seducción, era una promesa de piropos y sin duda un preludio a algo más pero ahora todo estaba bajo agua: mi persona, mi corazón, mis palabras, mi todo. No dijiste nada, podía adivinar tu mirada, sus ojos fríos, extraños con esa mezcla de culpa y atracción que nunca pude entender. El silencio se encargó de gritar lo que ya se sabía, lo que ya había visto, la herida que dolía.

Simplemente echaste a andar el vehículo..... y me desperté, fue solo un sueño menos mal. Seguía sola, sin la lluvia y sin él.

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