18/8/13

Titanes del Pacífico

Hasta hace poco, digamos que Pacific Rim no ocupaba mis preferencias, ya sea por desconocimiento, o simplemente porque mi mente estaba ocupada en los viajes del Enterprise, o el nuevo ajustado traje de Henry Cavill; pero el punto es que me vi extremadamente tentada y hábilmente influenciada a la hora de decidir disfrutarla en el cine, como corresponde.

Y he aquí el resultado: todavía tengo las neuronas conectadas con el jaegger que dejé estacionado en la vereda de mi casa, tratando dar una opinión más elaborada y más acorde a la seriedad exterior de mi persona, que está a los golpes con mi niña interior que por poco y explota de felicidad dentro del cine a la primera conexión neuronal.

Titanes del Pacífico es tan complejamente simple. El plot no es para ser oscarizado y es deliciosamente predecible. Pero esa esencia de lo antiguo se percibe entre toda esa parafernalia tecnológica y jerga futurista. Yo vengo de la generación de Mazinger Z, Robotech, Arbegas, Gobots, y todos esos robots que se desarmaban y armaban ante nuestros ojos infantiles con precisión milimétrica y que siempre “anunciaban” sus movimientos (¡vientos huracanados!), y siempre piloteados por diminutos hombres y mujeres que se llevaban sus novelescas historias dentro de sus cabinas de mando y de paso destruían ciudades mientras salvaban a la Tierra de los malos.

Ponerme a hablar de calidad actoral, ¿por que no? Idris Elba se roba media película y Ron Perlman con sus segundos en pantalla hizo lo suyo, pero destaco a Rinku Kikuchi, con sus expresiones infantiles por sobre su fortaleza femenina y típicamente oriental (presencia obligada en una “obra” cimentada en el anime oriental)

Música? Pues a la primera me dije: Wow!, suena como Iron Man…y si, al final en los créditos veo que el Sr  Ramin Djawadi se hizo cargo de un score correcto, y con un leit motiv que acompañaba a Gipsy Danger en todas sus dramáticas apariciones.


Un punto llamativo y recurrente, no solo en este film sino también en otros es como lo supuestamente “obsoleto” resulta la última piedra de salvación: por mencionar lo básico: John Connor se comunica por radio, en Real Steel, el ganador resultó el fighter más antiguo, incluso en la última Star Trek la maldad se viene en un paquete de 300 años de antigüedad…y la lista puede seguir. ¿no será que inconscientemente estamos recibiendo un mensaje velado? Si queremos ponernos serios, podemos pensarlo.

Podemos analizar el contenido; y si, le vamos a encontrar huecos, pero saben…importa un cuerno. ¿Tiene emoción? La tiene, ¿tiene acción?, muchísima; ¿tiene argumento?, lo tiene. ¡Gente! Lo tiene todo. Todo lo que el cine requiere.


¿Y lo mejor? Salir de la sala con la sonrisa de un niño de 9 años pegada al rostro adulto. Ese es el mejor premio.