A veces ser parte del mundo es difícil, y no solo difícil sino también doloroso; porque el mundo, o mejor, las personas que hacen al mundo causan estragos en nuestra propia consciencia de vida. Suenan rimbombantes las palabras pero si se ponen analizarlas saben que es verdad.
La implacable realidad de sabernos seres indefensos frente a las vicisitudes cotidianas, o simplemente el sabernos que en realidad no somos dueños de nuestro destino, porque no sabemos lo que nos depara el destino, nos recuerda el poder de ese mundo.
Recuerdo que tenia grandes planes años atrás: esperaba tener mi propia familia, mi propia licenciatura, quería un telescopio, visitar el Taj Mahal y tener un automóvil azul. En este momento no he llegado ni a la milésima parte de mis sueños y eso que ya pasó mucho tiempo: tengo una familia que no es mía, no tengo el título requerido por muchos, nunca crucé el océano, miro al cielo con mis ojos y sigo moviéndome en colectivo.
Pero a pesar de todo, aunque usted no lo crea, siento que soy parte de algo; un engranaje misterioso del cual sé que formo parte con todo y mis tropezones. Es cierto en mi fuero interno quiero tantas cosas, deseo llevar a cabo tantos sueños, quise (y aun quiero desesperadamente) estar con determinadas personas, pero aun con el hecho de estas incongruencias entre mi querer y la realidad existan, hay algo que me hace seguir adelante.
Una fuerza interior que no creí tener, una fortaleza que meses atrás nunca pensé pudiera existir dado que mi estado anímico-emocional me llevó al más profundo de los círculos del infierno ; es cierto, hay días en que la desazón me agobia, mi corazón palpita de manos atadas o mi respiración se entrecorta por la rabia y la impotencia; pero cuando todo se calma, cuando veo las pequeñas cosas que son parte de mi, veo en ellas algo de la luz cuyo origen resplandeciente estoy buscando todos los días.
No soy perfecta en lo absoluto, mis errores me han hecho pagar caro y me han hecho perder la confianza y la esperanza en muchas cosas, pero aun hay otras que quedan; otras que forman parte del día a día y que solo si sabemos encontrarlas, podemos hacerlas germinar.
Insólitamente Benedict Cumberbatch dijo algo en alguna parte, que puede servir de ejemplo: "Qué es lo que hace sentirme vivo? Pues creo que es el darme cuenta de que formo parte del mundo que me rodea"...y en mi caso es así, soy parte de este mundo implacable, a veces odioso, pero singular que me tocó vivir, e incluso dentro de todo eso, hay algo que aprender!
"So, what makes me feel alive?
I guess it’s realizing I’m part of the world around me.”
Benedict Cumberbatch
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