Es una frase que en medio de los efectos especiales, las correrías de War Machine, los grititos de Pepper Potts, y los guturales comentarios en ruso de Mickey Rourke, caló muy profundo en mí.
(ojo…pueden haber spoilers de Iron Man 2)
Yo misma me sorprendí por haber echado un par de lagrimitas cuando Tony Stark contempló la creación holográfica de no se qué átomos y protones y demás gre gre gre… y dijo “Aun después de 20 años…todavía me sigues enseñando”.
Pero todo tiene un porqué.
Pero todo tiene un porqué.
El pasado 4 de mayo del 2010 se cumplieron exactamente veinte años de la ida al más allá de my dad, literalmente (no me gusta decir “se murió”, aunque es lo acertado) y justamente voy y me siento – yo solita - en mi sala de cine favorita con mediana cantidad de gente alrededor y al infeliz de Tony Stark se le ocurre ponerse emotivo y decir esa frase!
Se supone que era Iron Man 2… y tenia que concentrarme en el elegante egocentrismo de Mr. Stark y babear por los esculpidos brazos - ver foto! - de RDJ (nota aparte se merece el apretado trajecito azul de piloto de carreras…pero esto lo dejamos para el comentario sobre el film en otro post) No era pues para echarse a llorar!!!!! (que ganas de zarandearme a mi misma!)
Pero el punto es que, la (mi) realidad personal que encierra esa frase es grande: aun en las cosas más simples en la oficina, en casa, en la calle, siempre hay cosas que se recuerdan, que se tienen presentes y que todavía se comparten. Minúsculos y mayúsculos detalles que forman parte de mi día a día y que son producto de sus palabras: desde los sandwichitos de miel y manteca que me encanta hacer con criollitas para comer con mi café con leche, hasta la tenacidad de cerrar los proyectos en forma correcta y útil en el trabajo, a pesar de la ineficiencia de otros y no pedir nada a cambio…
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