(escrito el 7/02/10)
Este es un post que fue iniciado como tres veces… o sea, escribí unas líneas y después se quedaron, no porque no hubiese nada que decir al respecto sino simplemente como que me quedaba corta de palabras.
Este es un post que fue iniciado como tres veces… o sea, escribí unas líneas y después se quedaron, no porque no hubiese nada que decir al respecto sino simplemente como que me quedaba corta de palabras.
Es importante aclarar que el título no se refiere a la película de Daniel Day-Lewis, ni tampoco vamos a iniciar un grupo de oración: se refiere concretamente al padre, al papá, mi papá.
A que viene esto? A principios de febrero se hubieran cumplido unos (muchos) años de su nacimiento y si él estuviera entre nosotros….la verdad que no tengo idea de cómo lo íbamos a festejar. Hace tanto de eso…
Recordar a un hombre modelo no es fácil. Eso era mi papá, “meu pai” (brasileño de nacimiento, paraguayo no muy convencido por adopción); un señor grandote que se llegaba de trabajar con docenas de naranjas y bananas, tarros de dulce de guayaba y que le gustaba ver películas sobre la segunda guerra mundial y westerns con John Wayne. Fanático (aunque no lo decia) de Star Wars, se reía a carcajadas de Tom&Jerry y no le gustaba para nada levantarse temprano los domingos.
Como todo buen ingeniero en electrónica le gustaban todos los chiches y juguetes de última generación (video Binorma, antenas parabólicas, etc) de su época; tal es así que con toda la parafernalia tecnológica actual iba a sentirse en el séptimo cielo de la felicidad.
Debo confesar que fue él quien cultivó en mí el gusto por el cine. Siempre nos sentábamos los dos a ver documentales en Rede O Globo (vía antena parabólica) o nos llevaba a mi hermano menor y a mi a esas interminables funciones de “5 películas por 5.000”. Ja! quien puede decir que haya visto “Star Wars: The Return of Jedi” en el cine, en su versión original, no remasterizada como las de ahora (hay que aclarar que si bien es una película de 1983, aca se vió tres años después…)
Y así era. Un señor cuya ausencia es grande, aun después de tantos años. Alguien quien al alejarse, me heredó su “trabajo”, es decir en si vida yo era la hija, pero a su muerte, a parte de ser hija y hermana, me convertí en madre, padre, apoyo, cabeza de casa y hombre de familia….un “cargo” al cual me contrataron sin ningún tipo de “inducción” ni manual de funciones. Lo tomé y lo tengo hasta ahora.
Como sucede con el caso de mi hermana, a veces los recuerdos se abren paso, y remueven las brechas. En este caso, admito que no es tan frecuente, pero cuando el peso de las responsabilidades cae sobre mi cabeza me asalta su recuerdo y trato de ponerme en su lugar, él quien sobrellevó a nuestra familia dándonos lo mejor sin chistar siquiera; tal es asi que hasta el momento de su partida nunca salimos de la burbuja en la cual él nos habia metido, es más ni sabíamos que nuestra vida transcurría dentro de una.
Muchos se quejan de sus padres, algunos se lo merecen, pero yo no tengo queja alguna…bueno, quizá una: ¿por qué se fue tan rápido?
Quizá algunas cosas hubieran sido diferentes….
seguridad....en todo momento de nuestra vida...vd?
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