Y entramos en la recta final de ese viaje iniciado por lo menos cinematográficamente hace 10 años, cuando apareció esa divina carita redonda con lentes sobre los ojazos azules y daba sus primeros pasos en los zapatos de Harry Potter.
Hoy, el mismo chico – que sobrevivió aparentemente indemne a la tormenta potteril – se nos muestra a la altura de las circunstancias y demostrando con broche de oro que era digno para el papel y no solo Daniel Radcliffe, sino lo mismo se aplica a Emma Watson y Rupert Grint.
Que podemos decir de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, Parte 1…. ¿Qué me supo a poco? Totalmente, ¿Que no parece una película habitual de Harry Potter? Totalmente…en alguna parte leí que parece más como un cine experimental… una cinematografía abierta, limpia y con cortes y ángulos inesperados… la mezcla entre lo oscuro, lo tenebroso, lo cuasi gótico, le confieren ese aspecto hasta semi depresivo, que podría decirse le caracteriza al mismo libro.
El séptimo libro no es mi favorito de la saga; mucho lo he criticado en conversaciones con otros asiduos fans de Potter y en algunas cosas coincidimos; pero ver esas escenas tan bien logradas: los 7 Potters, Dobby, la casa de los Malfoy – las dos veces – , la furtiva entrada al Ministerio (genial!), la espada de Gryffindor, la (cof! wtf cof!) “visión” de Ron y prácticamente (no perfectamente que conste..) bien reproducidas dejan esa sensación de total regocijo.
Regocijo: esa es la palabra que utilizo porque dejé la sala de cine feliz y con las expectativas cumplidas con creces. Cierto, hay detalles y detalles, pero hay que aceptar que es una de las mejores adaptaciones… hasta ahora…ya veremos lo que pasa en la Parte 2.
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