Hasta hace poco, digamos que Pacific Rim no ocupaba mis
preferencias, ya sea por desconocimiento, o simplemente porque mi mente estaba
ocupada en los viajes del Enterprise, o el nuevo ajustado traje de Henry
Cavill; pero el punto es que me vi extremadamente tentada y hábilmente influenciada
a la hora de decidir disfrutarla en el cine, como corresponde.
Y he aquí el resultado: todavía tengo las neuronas conectadas con el jaegger que dejé
estacionado en la vereda de mi casa, tratando dar una opinión más elaborada y
más acorde a la seriedad exterior de mi persona, que está a los golpes con mi
niña interior que por poco y explota de felicidad dentro del cine a la primera
conexión neuronal.
Titanes del Pacífico es tan
complejamente simple. El plot no es para ser oscarizado y es deliciosamente
predecible. Pero esa esencia de lo antiguo
se percibe entre toda esa parafernalia tecnológica y jerga futurista. Yo vengo
de la generación de Mazinger Z, Robotech, Arbegas, Gobots, y todos esos robots
que se desarmaban y armaban ante nuestros ojos infantiles con precisión
milimétrica y que siempre “anunciaban” sus movimientos (¡vientos huracanados!),
y siempre piloteados por diminutos hombres y mujeres que se llevaban sus novelescas
historias dentro de sus cabinas de mando y de paso destruían ciudades mientras
salvaban a la Tierra
de los malos.
Ponerme a hablar de calidad actoral, ¿por
que no? Idris Elba se roba media película y Ron Perlman con sus segundos en
pantalla hizo lo suyo, pero destaco a Rinku Kikuchi, con sus expresiones
infantiles por sobre su fortaleza femenina y típicamente oriental (presencia
obligada en una “obra” cimentada en el anime oriental)
Música? Pues a la primera me dije: Wow!,
suena como Iron Man…y si, al final en los créditos veo que el Sr Ramin Djawadi se hizo cargo de un score
correcto, y con un leit motiv que acompañaba a Gipsy Danger en todas sus
dramáticas apariciones.
Un punto llamativo y recurrente, no solo
en este film sino también en otros es como lo supuestamente “obsoleto” resulta
la última piedra de salvación: por mencionar lo básico: John Connor se comunica
por radio, en Real Steel, el ganador resultó el fighter más antiguo, incluso en
la última Star Trek la maldad se viene en un paquete de 300 años de
antigüedad…y la lista puede seguir. ¿no será que inconscientemente estamos
recibiendo un mensaje velado? Si queremos ponernos serios, podemos pensarlo.
Podemos analizar el contenido; y si, le vamos
a encontrar huecos, pero saben…importa un cuerno. ¿Tiene emoción? La tiene, ¿tiene
acción?, muchísima; ¿tiene argumento?, lo tiene. ¡Gente! Lo tiene todo. Todo lo
que el cine requiere.
¿Y lo mejor? Salir de la sala con la
sonrisa de un niño de 9 años pegada al rostro adulto. Ese es el mejor premio.